MiFID: La guía que estabas buscando

La guía que estabas buscando sobre MiFID

Tanto si estás empezando en el mundo de las finanzas como si ya tienes más experiencia, es fundamental que conozcas qué es MiFID, cuáles son sus objetivos y cómo te afecta esta regulación.

En W&K, como HUB de contenidos digitales del sector financiero, consideramos imprescindible sentar una base de conocimientos sólida sobre la que poder escalar como profesional de la inversión y las finanzas. Por eso, hemos elaborado este post donde hemos sintetizado los puntos claves de la normativa europea MiFID.

¿Qué es MIFID?

Las siglas MiFID corresponden a la definición anglosajona “Market in Financial Instruments Directive”, lo que en castellano es traducido como “Directiva sobre mercados de instrumentos financieros”. Como bien especifica su nombre, el MIFID es una regulación o marco regulatorio que abarca a todos los mercados financieros de la Unión Europea.

Estableciendo una misma normativa para la UE, cualquier inversor europeo podrá acceder a la misma protección, independientemente del país desde el que actúe.

MiFID entró en vigor en 2007 y fue incorporado en España mediante la Ley 47/2007 del 20 de diciembre y el Real Decreto 217/2008 del 15 de febrero de 2008

La vertiginosa evolución de los mercados financieros derivó en la necesidad de actualizar la normativa con el objetivo de seguir fortaleciendo el panorama normativo, haciendo hincapié en ciertos ámbitos que aún no habían sido regulados.

Por esta razón, a partir del 3 de enero de 2018 se aprobó la actualización de MiFID y pasó a llamarse MiFID II en España

Las diferentes entidades del mundo financiero se vieron obligadas a adaptarse a la nueva normativa desde diversos puntos de vista: 

  • En la forma de relacionarse con los clientes.
  • En la forma de relacionarse con los supervisores.
  • En la forma de relacionarse con los mercados.
  • En la forma de estructurarse internamente para adaptarse a las nuevas exigencias normativas.

Objetivos de MiFID

  • Estandarización de la normativa. Como es lógico, el objetivo principal de MiFID es homogeneizar una normativa común para todos los países de la Unión Europea.
  • Aumentar la protección de los inversores. Es importante conocer la diferencia entre los diferentes productos que las entidades financieras ofrecen, ya que no todos están cubiertos por MiFID: esta regulación sólo afecta a aquellas inversiones que son susceptiblemente más “complejas”. Por esta razón, podemos distinguir entre dos tipos de productos en MiFID:
        1. Productos MiFID: aquellos productos que sí están afectados por MiFID, por lo que están considerados de una cierta complejidad. 
        2. Productos no MiFID: aquellos que no están regulados por MiFID, como por ejemplo, cuentas corrientes o planes de pensiones. 
  • Conseguir transparencia informativa. Gracias a la regulación MiFID, las entidades financieras tienen la obligación de facilitar todo tipo de información a sus clientes: desde el coste de sus servicios a los instrumentos financieros que ofrecen.
  • Estructuras de mercados más sólidas. Adaptación de los diferentes mercados en función de la nueva normativa con el fin de asegurar la ejecución de operaciones en plataformas multilaterales y reguladas. A raíz de estos cambios estructurales nacen los SOC (Sistemas Organizados de Contratación), en los que sólo podrán negociarse instrumentos de renta fija y derivados.
  • Formación de los Mercados PYME en expansión con la finalidad de facilitar la financiación a las PYMES.
  • Dar especial impulso e importancia a la negociación desde mercados “over the counter” (OTC) hacia centros de negociación.
  • Regulación de prácticas surgidas de las innovaciones tecnológicas, como la negociación algorítmica automatizada (AT). 

Tras diferentes malas praxis y controversias en el sector financiero a nivel europeo, como por ejemplo el escándalo de las preferentes en España, el MiFID surge como una necesidad de regulación y transparencia del mercado financiero.

 

MiFID: La guía que estabas buscando

Clasificación de los clientes afectados por MiFID

Ya que los clientes son aquellos que van a contratar los productos regulados por esta directiva, o aquellos a los que asesores financieros presten sus servicios, y con el fin de asegurar que las entidades adopten las medidas de protección oportunas, han sido divididos en dos grandes grupos:

  1. Clientes profesionales: todos aquellos que tengan la experiencia y conocimientos suficientes como para tomar sus propias decisiones respecto a las inversiones, así como para valorar los riesgos que suponen estas decisiones. Dentro de los clientes profesionales, podemos distinguir dos tipos:
    1. Automático o “per se: 
      1. Todas aquellas entidades autorizadas para operar en los diferentes mercados financieros y supervisadas por un regulador.
      2. Inversores cuya actividad sea invertir en instrumentos financieros.
      3. Bancos centrales, organismos internacionales y supranacionales, gobiernos y organismos públicos que gestionen la deuda pública.
      4. Todas aquellas empresas que cumplan, por lo menos, dos de estos requisitos: poseer un volumen de negocio neto de 40 millones de euros; tener un balance total de 20 millones de euros o unos fondos propios de 2 millones de euros.
    2. Voluntario: todos aquellos que no hayan sido denominados clientes profesionales automáticos pero que cumplan, por lo menos, dos de las siguientes condiciones:
      1. Que haya ocupado (u ocupe actualmente), un tiempo mínimo de un año, un cargo profesional en el sector financiero.
      2. Que haya realizado una media de 10 operaciones por trimestre durante los 4 trimestres anteriores con volumen significativo.
      3. Que el valor de su cartera de instrumentos financieros sea superior a 500.000 €.
  2. Clientes minoristas: todos aquellos que no hayan sido designados en la clasificación previa como clientes profesionales. Estos son los clientes que más se benefician de la protección brindada por MiFID, en relación con los servicios y productos de inversión.

 

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Cómo descubrir el perfil del cliente

Después de conocer la clasificación de los tipos de cliente, tomamos consciencia de la necesidad de conocer el tipo de perfil del cliente para poder adecuar el producto lo máximo posible a sus necesidades. Para conseguirlo, se realizan una serie de tests para evaluar su conocimiento y situación financiera actual.

El test de idoneidad y conveniencia

Mediante el test de idoneidad y el test de conveniencia, la entidad financiera conseguirá obtener información sobre:

  • La experiencia y conocimiento previos en el ámbito de inversión que corresponda al tipo de producto en concreto.
  • El objetivo de la inversión del cliente.
  • Su situación financiera.

En este post hemos resumido los puntos que desde W&K consideramos que son imprescindibles para comprender, de una manera general, la directiva MiFID. Accede también a más información sobre MiFID II o el contenido que se imparte como el conocer cómo se calcula el PER.

Si quieres conocer de una forma más detallada cada punto de esta regulación, te dejamos la información completa publicada por el CNMV.

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